João Cabral de Melo Neto y su poesía del Brasil olvidado. Las palabras del desamparo
Las palabras del desamparo
Nota publicada en el Diario Clarín
Por Agustina Roca
A pesar que el poeta João Cabral -así, a secas, como le dicen sus lectores- vivió muchísimos años alejado del lugar donde había nacido, el nordeste brasileño, logró reflejar como pocos esas tierras que duelen, esas tierras que parecen desterradas del progreso y la civilización y de donde sus habitantes, los sertanejos, deben emigrar porque, además del desempleo y de la miseria, pasan larguísimas temporadas en las que no cae una gota de agua. João Cabral se crió allí y siempre llevó como un sello, como una herida profunda, la desolación y el desamparo del sertón y estas características determinaron su poética, es decir, su forma de acercarse a la palabra y la función que debe cumplir una obra. Porque, para definir, por ejemplo, un paisaje como los versos que siguen hay que, de alguna manera, haber comprendido los mensajes que emitía esa tierra: "hay ciertos parajes blancos, / vacíos de toda vida, / vacíos hasta de dueños, / y donde el pie se extravía".
Y así, en estas tierras áridas donde el pie se extravía, creció el poeta pernambucano entre cañaverales, manglares, fiestas populares, el sol agrietando la tierra, los baños en el río Capibaripe y, compartiéndolo todo, el hombre, el sertanejo, aquel que según João Cabral habla poco porque: "Las palabras de piedra ulceran la boca / y en el idioma piedra se habla doloroso".
Pero un día el poeta pernambucano debió abandonar estas tierras, lo habían destinado a su primer puesto diplomático. El cuenta los motivos que lo impulsaron a elegir esta carrera: " Yo había pensado ingresar al periodismo pero cuando vi a Ledo Ivo y a Benedito Coutinho deslomándose en los periódicos por unos magros pesos, me dije, voy a ser empleado público. Quería una carrera que me diese un cierto bienestar y mucho tiempo para leer y escribir". Y así el poeta se radicó en Europa.Y desde allí se dedicó a crear un espacio en su poesía que reflejase ese universo sertanejo y buscó obsesivamente un lenguaje despojado que concordase con la aridez del lugar : " En los delgados labios de arena, / hermano de las almas, / en los intervalos de las piedras. / plantaba paja".
No en vano los símbolos cabralinos son de una crudeza absoluta: el desierto, lo seco, el cuchillo, la piedra, el cementerio, el río. Este último cumple una función configuradora y trascendente que totaliza una poética marcada por los quebrantos y las ondulaciones de una cierta horizontalidad que conlleva el fluir del tiempo y dentro de éste, el amor y la muerte: "En silencio / el río arrastra su fecundidad pobre, / grávido de tierra negra".
Rigor en la construcción
Habría que reconocer que no sólo las tierras nordestinas han inspirado ese lenguaje agreste del poeta sino que este ha vivido años en la meseta castellana, aquella como escribió alguna vez "de los hombres de pan escaso".
Cabral ha sido -y es- un gran lector de poesía castellana y repite, por ejemplo, trozos de memoria del Quijote. Estas lecturas se han tamizado en su poética como también lo ha hecho la llamada literatura de cordel brasileña, aquella de sus pagos, donde en mercados y plazas públicas se cuelgan las obras literalmente de una hoja y alguien las lee en voz alta.
Sí, João Cabral es el poeta del sertón, aquel que tiene un ojo que enfoca y registra los hechos que van sucediendo aunque jamás los aborda desde una concepción sentimental sino que lo hace desde una posición intelectual porque" hay poetas que consideran la creación como una especie de vómito; para mí es lo contrario: creación es composición. Es el arreglo de cosas exteriores, la unión de elementos para crear un objeto ".
Para lograr esto, Cabral tiene un rigor obsesivo de orden y de perfección, de disciplina y conciencia, oponiéndose a todo lo que existe de caótico e irracional en el ser humano. El mismo confiesa: " Cuando escribo algo por inspiración , lo rompo, desconfío de ello ".
Para el pernambucano, entonces, el poema no esta en el sentimiento del poeta, o en la belleza de lo hechos sino en la organización del texto, en el rigor de la construcción. Santiago Kovadloff detalla el eje desde donde se instala la poética cabralina: " Concibe el acto poético como la plasmación de una realidad que, al no prolongar ni reproducir como un eco la del propio poeta, le impide contemplarse en lo creado con la ilusión de reconocerse"
Actitud objetivista
Esta perspectiva constructivista, esta contención desde la que João Cabral aborda el poema sirvió para, de alguna manera, limpiar a la poesía brasileña de ciertos trazos superfluos y excesos que habían cometido los modernistas después del año 30. El caso del poeta pernambucano es bastante paradójico porque varios antólogos lo incluyen dentro de la generación del ´45, una generación donde según el ensayista José G. Merquior "la poesía se puso corbata" . Pero lo cierto es que el parentesco de Cabral con esa generación es lejano. Actualmente se podría decir que la poesía de Cabral prácticamente no tiene nada que ver con lo que terminó representando la generación del ´45 como ideario estético. Estos "internacionalizaron" la poesía retomando la manera parnasiano-simbolista con algunos ingredientes de la poesía existencial de entre guerras.
Y Cabral escapa a la mayor parte de estos postulados. A partir de su segundo libro, El Ingeniero , instaura con su verso despojado un nuevo criterio estético, el rigor semántico. Así Mallarmé, Valéry, Drummond y Guillén (Jorge) pasan a orientar su universo. Del universo filosófico cabralino, dice Benedito Nunes: " El humor de Cabral conoce todas las asperezas de la sinceridad intelectual. Partiendo del grotesco, atraviesa por la sátira y desemboca en aquella amargura virulenta de Swift, logrando que todo se vuelva serio y risible al mismo tiempo ".
Una vez que Cabral afina la puntería de sus ideales estéticos, se dedica a su segundo objetivo: reflejar la esencia de su tierra. Aquí inicia su segunda etapa. Y lo hace con su libro Perro sin plumas , para después continuar por esta vertiente hasta llegar a Muerte y vida de Severino , aquel auto medieval trasladado para el nordeste.
En él cuenta la historia de Severino, un hombre del interior que va buscando el litoral y en cada alto del viaje se topa con la muerte, presencia anónima y colectiva hasta que en el último descanso le llega la noticia del nacimiento de un chico, símbolo de que, a pesar de todas las miserias, algo se resiste a la negación de la existencia. Cabral utiliza aquí un lenguaje dramático, intenso, y es más que nunca el poeta del viaje, del transcurso, que registra los acontecimientos que le suceden: "Como aquí la muerte es tanta / posible solo es trabajar / en profesiones que hacen / de la muerte oficio o bazar". Con ironía, João Cabral deslizó en un reportaje que de haber escrito este auto en la década del ´80 (es del ´60) habría incluido entre sus personajes un televisor porque actualmente los nordestinos están hablando con una acentoo sulino (el de Río de Janeiro y San Pablo).
Maestro de vanguardias
A partir de ese momento, una vez que Cabral había encontrado las dos tendencias de su poesía, comienza a aglutinarlas y a sintetizarlas. Entramos en la tercera etapa del poeta. En ese extenso poema El palo seco (cante flamenco sin acompañamiento) se condensa acertadamente su búsqueda. En él hay una preocupación por el lenguaje, por la elección de la palabra, de la imagen a la que busca limpia para que el objeto aparezca en toda su verdad, sin nada de metáfora o de metafísica. Y, por otro lado, su compromiso ético, reflejar su terruño. "No aceptar lo seco / cuan resignadamente, / más emplear lo seco / porque es más contundente".
Cabral ha sido - y es- un eslabón fundamental en la poética brasileña de este siglo. El sobresale como el poeta objetivo, contenido en su dicción y en su técnica, y el que abrió el campo para una pesquisa de normas que no existía anteriormente en la poesía brasileña. Instaura así el camino de la expresión directa, rigurosa, recorrido con una exigentísima economía verbal. No en vano todos los movimientos posteriores, entre ellos el concretismo, lo reconocen como a un maestro. El nombre de João Cabral sirve entonces de puente para ligar el pasado inmediato con las nuevas experiencias, es la matriz de unión entre lo Moderno y lo Nuevo. No en vano Augusto de Campos, uno de los creadores de la poesía concreta, dice de Cabral: " Es un arquitecto del verso, construye sus poemas a golpes de vidrio y cemento ".
De la poesía de Cabral se puede decir que es como el diafragma de una cámara: enfoca, ajusta y dispara. Pero esto no es un hecho aislado sino que responde a la realidad de la tierra donde él se crió. En el nordeste se invita a ver, a tener los ojos abiertos, a estar siempre despierto. Y Cabral supo responder a este llamado del nordeste creando ese estilo seco aunque al hacerlo no estaba más que adecuándose a la geografía del sertón y a las dificultades de sus habitantes. Cabral ha logrado, como otros poetas, una simbiosis profunda entre su terruño y su poesía. Por eso su poesía es humanizadora, comunión auténtica no superficial entre la realidad y la voz propia que la expone:
"En el Sertón la piedra no sabe enseñar,
y si enseñase no enseñaría nada;
allá no se aprende la piedra: allá la piedra,
una pieza de nacimiento entraña el alma".
EL SOL EN PERNAMBUCO
(El sol en Pernambuco lleva dos soles,
sol de dos caños, de tiro repetido;
el primero de los dos, el fusil de fuego,
incendia la tierra: tiro de enemigo.)
Al aterrizar el sol en Pernambuco
acaba de volar durmiendo el mar desierto
durmió porque desierto; pero al dormir
se rehace y puede decolar más ardiente;
así, más que encender incendia,
para rozar más desiertos en el camino;
o rozarlos más, hasta un vacío de mar
por donde él continúa volando durmiendo.
Pinzón dice que el cabo Rostro Hermoso
(que hoy le dicen San Agustín)
cae por la tierra de más luz de la tierra
(cambió el nombre, quedó la luz verticalmente);
sucede que hoy duele en la vida tanta luz:
ella revela real lo real, impone filtros:
los lentes negros, lentes de disminuir,
los lentes de distanciar, o del exilio.
(El sol en Pernambuco lleva dos soles,
sol de dos caños, de tiro repetido;
el segundo de los dos, el fusil de luz,
revela real la tierra: tiro de enemigo.)
Traducción: A. R.
EL SERTANEJO HABLANDO
El habla del sertanejo engaña:
las palabras de él vienen como rebozadas
(palabras confite, pastillas), en el glasé
de una entonación lisa, casi endulzada.
Mientras que bajo ella, dura y endurece
el carozo de piedra, la almendra pétrea,
de ese árbol pedregoso (el sertanejo)
incapaz de no expresarse en piedra.
Por eso el sertanejo habla poco:
las palabras de piedra ulceran la boca
y en el idioma piedra se habla doloroso;
lo natural de ese idioma habla a la fuerza.
Por eso también él habla despacio:
tiene que tomar las palabras con cuidado,
endulzarlas en la lengua, rebozarlas,
porque lleva tiempo todo ese trabajo.
Traducción: A. R.
Bibliografía
Piedra del sueño, 1942.
El ingeniero, 1945.
Psicología de la composición con la fábula de Anfión y Antioda, 1947.
El perro sin plumas, 1950.
El río, 1950.
Pregón turístico, 1955.
Dos aguas, 1956.
Aniki Bobó, 1958.
Dos parlamentos, 1961.
Tercera monja, 1961.
Poemas escogidos , 1963.
Muerte y vida de Severino y otros
poemas, 1966.
La educación por la piedra, 1966.
Funeral del labrador, 1967.
Poesías completas, 1968.
Museo de todo (antología), 1975.
Las escuelas de las Facas , 1980.
Poesía crítica, 1982.
Ensayo:
Joan Miró, 1950.
De la función moderna de la poesía, 1957.