Las Voces del Silencio
Comentario publicado en el Diario Clarín

SILENCIO
de CLARICE LISPECTOR

Traducción de Cristina de Cristina Peri Rossi.
Ediciones Obelisco (Barcelona), 248 páginas. 

 

Por Agustina Roca

 

El título original de este libro de cuentos editados en Brasil en 1974 es Donde estuviste esta noche . Para esta versión Editorial Grijalbo eligió con bastante acierto Silencio , ya que este término define, en parte, uno de los conceptos donde se asienta la obra lispectoriana. El silencio que nace de dos vertientes: en primer lugar, como ese espacio de reflexión que se instaura en su escritura, culminación de un proceso de introspección; en segundo lugar, como uno de los fantasmas que acompañó a Lispector durante sus 37 años de oficio literario: el temor a enmudecer. Clarice trabajaba sus textos desde la unión entre el descubrimiento de sí y el lenguaje y al hacerlo se topaba, vuelta a vuelta, con el vacío que rodea la existencia humana y la imposibilidad de ser. En toda su obra hay permanentes alusiones a este temor y en uno de estos relatos dice: "Tengo que hablar pues hablar salva. Pero no tengo una sola palabra que decir."

En estos cuentos no existen argumentos, y si los hay, son una pequeña excusa para asentar sus monólogos interiores que se van despedazando al intentar abrirse camino como olas que se rompen frente a la evidencia de que clasificar equivale también a destruir. Con ese estilo seco y directo que prescinde de imágenes y metáforas y sigue el hilo de la asociación libre, Clarice se empecinó en aprehender el instante en que lo inefable se manifiesta. Así en busca de esta veracidad esencial, Lispector escribe como siente, sin ingredientes ni adornos, logrando ese tono despojado que caracteriza a su prosa. Quizás porque como ella dice en un relato: "Mi juego es claro: digo lo que tengo que decir sin literatura."

Y justamente por ese estilo seco en que Lispector se deja guiar por su inconsciente y que en algunos relatos produce un cierto desorden narrativo, el traductor puede correr al riesgo de intentar embellecer su discurso amputando ese sello tan característico de su prosa. Pero Peri Rossi no cayó en la trampa. La poeta/narradora uruguaya realizó una traducción literal y ajustada comprendiendo los oscuros mensajes y la simbología de la brasileña. La uruguaya aclara en el prólogo: "Traducir a Lispector es un desafío. Estamos demasiado acostumbrados "a lo literario" como para enfrentarnos espontáneamente con unos textos que de plano renuncian a ello."

De alguna manera, estos no son textos independientes. La autora se introduce permanentemente, hablando con sus personajes, opinando, acotando cosas. En algunos, va introduciendo tan minuciosamente el proceso de escribir que el cuento termina siendo ese y no el planteado originariamente. En otros confiesa, por ejemplo, sus rabietas frente al acto de escribir: "¿Y qué puedo hacer con esta historia? Tampoco lo sé, la doy de regalo a quién la quiera, pues estoy harta de ella. A veces me aburro dela gente. Después pasa y otra vez me siento curiosa y atenta."

Esta edición de Grijalbo está ilustrada con "El espejo de tinta" del surrealista De Chirico. Este artista griego, que fue saludado por Apollinaire como el pintor más sorprendente de su generación, había quedado cautivado con el bello y enigmático rostro de Clarice y lo pintó en una oportunidad. Lo cierto es que estos relatos poseen toda fuerza y el misterio de la autora brasileña que instauró una vanguardia literaria en la década del ´60. Quizás su fuerza nacía de una frase que está en estos relatos: "Su hazaña fue, sin conocerse, entretanto, proseguir."