Expedición a la verdad
Comentario publicado en el Diario Clarín

MUERTE EN FUGA Y OTROS POEMAS
De PAUL CELAN

Selección y traducción, Rogelio Bazán.
Ediciones Ultimo Reino, 88 páginas. 

 

Por Agustina Roca

 

Una antología de Paul Celan -el poeta rumano que alguna vez declaró que la poesía está siempre en camino - publicó la Editorial Último Reino, con una selección de Rogelio Bazán y un ensayo inédito de Beda Allemann. En nuestro país no existe demasiado material édito sobre él, salvo, quizás, en alguna antología de poesía alemana (la de Fausto, entre ellas.)

Paul Celan se llamaba, en realidad, Paul Antschel y era de origen judío. Unos años antes de morir, recibió el mayor galardón que otorga la Academia Alemana a escritores de esa lengua, el premio Georg Büchner (1960). En su obra, rica y contradictoria, existe una profunda simbiosis entre la vida y la muerte que está enraizada en su biografía, ya que padeció los horrores del nazismo y fue un testigo, un sobreviviente de esa época demoníaca. Sus padres y hermanos no tuvieron al misma suerte y fueron asesinados en los hornos crematorios de Auschwitz. El poeta, por cierto, jamás se recuperó de esta monstruosidad que determinó, en parte, su trágico destino y selló, por esa inmensa fusión que existe entre poesía y vida, parte de su lírica. Ejemplos de esto son ese desgarrador poema que figura en muchas antologías -Fuga de muerte- en el que dice: Silba a sus perros / silba a sus judíos hace cavar con palas una fosa en la tierra / nos ordena tocad para el baile , o ese otro, dedicado a su madre, donde escribe: El corazón de mi madre fue herido de plomo . Y quizás todo esta pesadilla que vivió determinó, en parte, su decisión de suicidarse en el Sena (1970)

En la selección de poemas que hizo Rogelio Bazán se vislumbran claramente todas las etapas poéticas por las que atravesó Celan. Ante todo es un lírico, y en la primera parte de su obra, con esos versos llenos de imágenes y de metáforas, se ve una clara influencia del surrealismo. En la última parte de su obra, el poeta se esmera por ir limpiando y decantando cada vez más el lenguaje hasta llegar a un estilo sumamente despojado, potencializando así el valor de la palabra.

La poesía de este lírico, quizás el mayor de los poetas alemanes de la segunda posguerra, se puede apreciar por la ajustada traducción de Bazán que permite, por ejemplo, comprobar que el poeta utilizaba muchísimo la repetición de palabras (anáfora) como forma estructurante del poema. En el ensayo final, Beda Allemann rescata una definición de Kafka que, como bien aclara, podría haber pertenecido a Celan ya que refleja, en parte, la visión que cumplía para él el acto poético: La poesía es una expedición a la verdad.