Revista Puro Cuento. Julio / Agosto 1988

LA MIRADA DORADA DEL ABISMO  

OLGA SAVARY

 

 

Conocía el sabor de la palabra miedo, conocía el olor de la palabra miedo, el sonido de la palabra, pero no tenía poder sobre ella. Poseía la vocación delos abismos y no lo sabía.

Todavía no entendía si la elección mayor estaba en lo primitivo, en las cosas primitivas, o en lo exótico. Porque esencial era el misterio y misterio tenían ambos.

Ella estaba en el peñasco, el capin avanzaba hasta los tobillos y le hubiese podido rozar atrevidamente los muslos, la espuma del mar llegaba en una oleada hasta su cuerpo como el sinuoso reptar de las serpientes. Nunca había visto mirada más sensual., más directa, más provocadora y brutal que esa mirada húmeda y dura al mismo tiempo, llena de deseo, sin ternura alguna: soy tu enemigo, te mataré de placer y no tendré piedad. La mirada dorada del abismo, la mirada color-de-miel-de-la-pasión-puramente-animal-sin-la-menor-ternura, urgente en el peñasco.

Ningún hombre la había mirado antes así, tan fríamente, con esa frialdad de la posesión. De inmediato, esa mirada creó un lazo casi arquetípico entre ambos, una complicidad.

Jamás nadie la había mirado así y penetrado en ese punto olvidado de su conciencia de ser también, súbita y violentamente, un animal, con ese magma que rugía en las entrañas como un animal en celo.

¿Cómo había viajado de su inconsciente hacia la luminosidad de su conciencia? ¿Después de Gamiane?

Esta mirada: ¿la alegoría de un sueño? Atrapada en el lazo, los puntos neurálgicos de la pasión en su cuerpo -los pies en primer lugar, ya que era casi oriental, la nuca, el largo de la espalda, las caderas, el interior de los muslos, la vulva, fueron embestidos por una mirada como una fortaleza en asalto. Toda una zarza en llamas, se sentía, también , un animal.

Su conciencia se vació, extraña y febril, como una repentina amnesia. Nunca se había sentido tan hembra como entonces, reflejada en esa mirada.

Fieras ahora, los músculos de ambos estaban tiesos, posesos. ¿Su sed?. ¿Un castillo de aguas?. Sólo incendio y furia esa atracción. Macho cabrío, planto en ti un jardín de crines y de espantos.

La mirada más sexy que jamás haya visto. La mirada dorada del abismo. Y era de un macho cabrío.

 

Olga Savary, nació en Belem do Pará, Brasil, en 1933. Poeta, cuentista, traductora y periodista. Publicó cinco libros de poesía y uno de cuentosLínea de agua. Tradujo más de 30 libros de escritores hispanoamericanos al portugués.


Traducción: A. R.